sábado, 25 de septiembre de 2010

La danza del Vientre





La danza es una de las más antiguas de las bellas artes. El instinto rítmico se percibió en el humano aún antes de reconocer el mundo exterior lingüísticamente.
Los pueblos originarios han incluido a la danza en todos los sucesos importantes de su vida, ofrendas, sacrificios, rituales, fiestas de casamiento, de circuncisión, los funerales, la caza, la guerra, la enfermedad, la siembra y la recolección. Incluso era respetada por la casta sacerdotal y respaldada por la los lazos que crea la transición generacional. Incluso la desnudez tenía entre los egipcios un sentido religioso.


En algunas antiguas civilizaciones se pensaba que la fertilidad humana estaba directamente relacionada con la tierra. A las mujeres, creadoras de vida, se les atribuía poderes mágicos. Las danzas que representan la caza, expresan los peligros o la falta de suerte a los que está expuesto el cazador, al igual que la danza de la madre expresa el afán materno por su hijo. Las danzas de la guerra y las rituales aparecieron tardíamente cuando el humano empezó a transitar por conflictos bélicos y a adorar a sus señores. En los bailes con espadas en un funeral o un matrimonio, se simboliza el dominio a través de las armas, con la finalidad de proteger al novio o al difunto de sus enemigos.




Como toda danza ritual, la danza del vientre representa algunos animales y los cuatro elementos de la naturaleza. La serpiente (animal sagrado en el Antiguo Egipto), el camello, el halcón, el chacal. La tierra se refleja en el contacto de los pies descalzos en el piso, el fuego en la vibración de la cadera, el agua en el pecho y el aire en los movimientos de brazos y manos.
Lamentablemente, con el triunfo del Islam, el judaísmo, el cristianismo, en resumen, con el auge del monoteísmo, la danza del vientre pasó de lo sagrado a lo vergonzoso, y se desvirtuó absolutamente la capacidad estética, expresiva y espiritual de las bailarinas.
Aclaremos que es conveniente hablar de danza del vientre y no de “árabe” u “oriental” por lo siguiente: el vientre figura el centro físico y espiritual de las personas, además, el término “árabe” es incorrecto porque en nuestra danza intervienen elementos que provienen de culturas distintas o anteriores a aquella, como la faraónica, la fenicia, la turca, la nubia o la beréber. Tampoco la llamaremos “oriental”, puesto que oriental es también la danza india, china o japonesa.
La danza del vientre puede ser considerada la danza clásica del mundo árabe, puesto que amalgama los estilos musicales y los movimientos de cada uno de sus pueblos; se diferencia de la occidental en que todos sus movimientos tienen un origen étnico definible y una historia, un porqué, proviene de hombres y mujeres de otros tiempos pero de la misma cultura, por lo que no se requiere una técnica muy estricta, sino que surge del sentimiento y no de la razón. Es una danza que se encuentra a medio camino entre el folclore y la creación individual, porque a pesar de que hay en ella una estructura básica definida, hay un componente clave de improvisación, arribando a un equilibrio entre la regla y la libertad, fomentando la creatividad de las bailarinas.



La danza en la era copta y en la era musulamna

Se han hallado diversos tipos de danza representadas en los restos arqueológicos coptos, entre los más importantes encontramos varios tejidos de lana, datados en el primer siglo de la era cristiana. En ellos aparecen mujeres ejecutando un tipo de baile con un marcado estilo griego.
Más tarde, durante la era musulmana, la danza se tornó más estricta, evitándose la desnudez de los danzantes, era una danza menos “provocativa”. Después de este período se dificulta el seguimiento los estadios de la danza de oriente; se dejó de escribir acerca de ella, retornado a los libros recién para los siglos XIII y XIX, fundamentalmente en las descripciones de los extranjeros que viajaron a Egipto por aquellos años. Luego, nuestro arte siguió camino hacia su degradación, ya que incluso lo escrito durante el S XIX considera a la danza como algo vergonzante, de mal gusto.
Con respecto a las danzas coptas, existen pruebas fundadas en imágenes de templos y tumbas de que la danza del vientre aún se seguía bailando en el período estudiado, es decir, hay influencia de los bailes faraónicos en este lapso. Estas pruebas nos permiten considerar que se trataba de una danza sumamente rica, con aspectos contradictorios y complementarios, pues se oscila entre una incitación al libertinaje (la desnudez por ejemplo) y representaciones de ritos funerarios, incluyendo lloronas en dichas celebraciones. Se añade a lo anterior el alicante del rasgo mágico en ciertos retratos, con bailarinas convulsionándose y retorciéndose al son de los panderos, los adufes y los crótalos, para reencarnar en un nuevo cuerpo. Y por último, se percibe la presencia de equilibristas en diversas clases de fiestas. Por consiguiente, deducimos que es muy probable que estas manifestaciones se deban a la intención de respetar antiguos ritos religiosos que todavía permanecían vivos.
En el período musulmán encontramos bailes más sobrios, una serie de danzas tradicionales mixtas, con vestimentas poco exuberantes y movimientos delicados. Sin embargo, a su vez, existieron al mismo tiempo otras escuelas de danza que enseñaban una danza vacía, abocada a la mera excitación de los sentidos.