martes, 28 de diciembre de 2010

Redescubridor del Reiki : Mikao Usui




Nació el 15 de Agosto de 1865, en el distrito Gifu de Japón, lo cual fue durante la era Edo, una época en que Japón estaba cerrado al mundo. Se cree que él había sido miembro de una de las muchas sociedades secretas que existían en ese tiempo debido a la persecución de los no seguidores del Shintoismo.
En la plenitud de su vida y con mayor caudal de conocimientos en disciplinas espirituales, retornó a Oriente. Allí recorrió parte de China, India y Nepal. Regresó a Japón para continuar investigando, completó su aprendizaje sobre el idioma chino, y aprendió sánscrito para poder leer las escrituras budistas. Consciente de que Buda había tenido el don de curar como Jesús, comenzó un peregrinaje por los 880 Templos Budistas de Kioto, buscando la fórmula para la sanación del cuerpo. Estaba convencido de que se trataba de una técnica que había desaparecido.
En uno de los monasterios Zen, encontró a un monje interesado como él en la curación y allí permaneció al amparo de la guía y experiencia del anciano, estudiando antiguos textos budistas Sutras (recopilaciones de los sermones dados por el Buda). Es en un antiguo texto escrito en sánscrito por un discípulo de Buda, donde el Dr. Usui encuentra los símbolos de la curación.
Sabía que tenía la información pero le faltaba comprenderla. En 1922 se dirigió al Monte Kurama, a doce kilómetros hacia el norte del Palacio Imperial de Kioto, con el propósito de ayunar y meditar por veintiún días. Para contar los días, llevó 21 piedras que arrojaba a medida que pasaban. Al lanzar la última, desde el horizonte se le presentó una bola de luz blanca intensa que lo golpeó en la frente (correspondiente al chakra del tercer ojo). Así fue como se iluminó o logró el Satori. Usui cuenta que a su alrededor vio siete burbujas, cada una con los colores del arco iris, llevando en su interior un símbolo de Reiki de color dorado, los mismos que había encontrado en las escrituras tibetanas. La diferencia fue que, en esta ocasión, comprendió el significado de todos ellos, adquiriendo así la capacidad de transmitir Reiki sin tener que usar su propia energía y de convertir a las personas -u otros seres vivos- en canales. A esta habilidad sanadora la llamó Reiki Ryoho.
Sintió que tenía que combinar lo físico y lo espiritual, para lo cual regresó al Monasterio. A través de la meditación llegó a la nueva estrategia a aplicar, que consistía en viajar de pueblo en pueblo y detenerse en el lugar más transitado con una antorcha encendida en lo alto para que cuando la gente preguntara que hacía, su respuesta fuese que estaba a la espera de las personas interesadas en mejorarse a sí mismas. Así fue que recorrió Japón enseñando y curando, física y espiritualmente.
En 1922 fundó el Usui Reiki Ryoho Gakkai (la Sociedad Usui Reiki de Método de Sanación) y abrió su primera clínica en Aoyama, Tokio, donde practicó Reiki y dio talleres sobre esta técnica. Después de más estudios sobre técnicas de Budismo Shinto y Mahayana (Mikko) descubrió el Reiju (Método de Fuerza) y el Hatsurei-ho (Proceso de limpieza para cuerpo, mente y espíritu). El primer registro de Usui dando Reiju fue en Harajuku, Tokio, en 1922.
Después del famoso terremoto de Tokio, en 1923, muchos de los sobrevivientes fueron atendidos por Usui para calmar sus dolencias. El método fue reconocido por toda la población de Japón, motivo por el cual Usui tuvo que mudar su centro a la ciudad de Nakano, de mayor población, en 1925. Debido a su trayectoria de buenas acciones fue condecorado por Emperador Meiji (1868-1912).
Usui continuó con sus viajes. Muchos los realizaba a bases militares, donde conoció al Doctor Chujiro Hayashi, Comandante de la Armada Imperial Japonesa, que provenía de una familia muy pudiente y tradicional. Impresionado por la convicción de Usui, lo acompañó durante sus viajes y se convirtió en 1925 -a la edad de 47 años- en el Segundo Gran Maestro de Reiki, sucesor de Mikao Usui, en la línea de tradición Ryoho. Usui inició durante su vida a 21 Maestros de Reiki.
Mikao Usui falleció de un ataque al corazón el 9 de marzo de 1926, a los sesenta y dos años, en Fukuyama, donde había ido para impartir talleres de Reiki. Está enterrado junto a su esposa e hijo en el cementerio Saihoji, templo que pertenece a la principal corriente Budista.
En su tumba sus alumnos colocaron una placa conmemorativa relatando su vida y se comenta que El Emperador de Japón honró su sepulcro.