viernes, 2 de julio de 2010

Rabindranath Tagore






Rabindranath Tagore (1861-1941): 

Pintor, Humanista, Patriota y Educador.
Rabindranath Tagore fue poeta y filósofo indio que se esmeró por lograr una mejor interpretación entre las civilizaciones occidental e hindú, pues entendía que el este y el oeste no son enemigos y que pueden entenderse.
Se llamaba en bengalí Ravindranatha Thakura.




Nació en Calcuta en 1861. Se dedicó a escribir desde niño y a los 17 años publicó su primer libro. En 1878, estudió Derecho en Inglaterra y luego regresó a su país.
Escribió poesías, novelas, cuentos, y obras de teatro, y también compuso muchas canciones populares. Escribió en lengua bengalí literatura impregnada de religiosidad, amor por la naturaleza y la tierra.
Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1913.
En 1915 fue nombrado caballero por el rey Jorge V, título al que renunció después de la matanza de Amritsar en 1919, cuando tropas británicas mataron a 400 manifestantes indios.
Muchas de sus obras fueron traducidas al español por Zenobia Camprubí, secundada por su marido, el famoso escritor Juan Ramón Jiménez.
En 1929 se inclinó también por la pintura.
Fundó en su propiedad bengalí en 1901 la escuela Santiniketan, para la enseñanza de filosofías orientales y occidentales. En 1921 se convirtió en la Universidad Internacional Visva-Bharati.
Recorrió el mundo dando conferencias




Pensamientos de Rabindranath Tagore:

"Si cierras la puerta a todos los errores, dejarás fuera la verdad".

"Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas".




Entre sus principales obras se pueden citar:
El Rey y la Reina
Malini
El Asceta
El Cartero del Rey
La Luna Nueva
El Jardinero
La cosecha
Chitra
Pájaros Perdidos
Morada de Paz
La Hermana Mayor
Ofrenda Lírica


Servir

"Dormía, y soñaba
que la vida era alegría.

Desperté, y vi
que la vida era servicio.

Serví, y vi
que el servicio era alegría."



El discípulo

Tu lenguaje, Señor, es muy sencillo,
mas no así el de tus discípulos
que hablan en tu nombre.
Yo comprendo la voz de tus alas
y el silencio de tus árboles.

Comprendo la escritura de tus estrellas
con que nos explicas el cielo.
Comprendo la líquida redacción de tus ríos
y el idioma soñador del humo,
en donde se evaporan
los sueños de los hombres.

Yo entiendo, Señor, tu mundo,
que la luz nos describe cada día
con su tenue voz.

Y beso en la luz la orilla de tu manto.
El viento pasa enumerando
tus flores y tus piedras.

Y yo, de rodillas,
te toco en la piedra y en la flor.
A veces pego mi oído
al corazón de la noche
para oír el eco de tu corazón.

Tu lenguaje es sencillo, mas no así
el de tus discípulos que hablan en tu nombre.
Pero yo te comprendo, Señor.