Sadako Sasaki había
nacido el 7 de enero de 1943 en la ciudad de Hiroshima. Solo tenía dos años
cuando Estados Unidos lanzó la bomba atómica sobre esta ciudad, el 6 de agosto
de 1945. En el momento de la explosión ella se encontraba en su casa,
aproximadamente a un kilómetro y medio del punto cero de la terrible
deflagración, que solo en los primeros instantes mató a más de 120.000 personas
de las 450.000 que vivían en esta ciudad, a lo que hubo que añadir miles de
muertos más en los meses y años posteriores víctimas de la radicación nuclear.
Fue el mayor crímen de guerra de la historia y sus autores, empezando por el
presidente Harry Truman, quedaron impunes.
Nueve años después, Sadako era una niña fuerte, atlética y
con mucha energía. Mientras corría una carrera, empezó a sentirse mal y cayó al
suelo. Le fue diagnosticada leucemia, conocida como «enfermedad de la bomba A».
Su mejor amiga, Chizuko Hamamoto, le recordó una vieja
tradición sobre alguien que realizó mil grullas en forma de figuras de papel
(origami) y gracias a ello los dioses le concedieron un deseo. Con sus propias
manos, Chizuko le regaló la primera grulla que realizó en papel dorado y le
dijo: «Aquí tienes tu primera grulla». Sadako tenía la esperanza de que los
dioses le concedieran el deseo de volver a correr de nuevo. Al poco tiempo de
empezar su tarea conoció a un niño que le quedaba muy poco tiempo de vida por
la misma causa, la leucemia, le animó a que hiciera lo mismo que ella con las
grullas pero el niño respondió: «Sé que moriré esta noche».
Sadako pensó que no sería justo pedir la curación sólo para
ella, y pidió que el esfuerzo que iba a hacer sirviera para traer la paz y la
curación a todas las víctimas del mundo.
Con el papel de los botes medicinales y otros que iba
encontrando llegó a completar 644 grullas de papel. El avance de la enfermedad
impidió que acabase de realizar la tarea, muriendo el 25 de octubre de 1955 (a
los 12 años de edad) tras 14 meses de ingreso en el hospital. Sus compañeros de
escuela, después de su fallecimiento, llegaron a completar el número, aportando
las grullas que faltaron por hacer hasta 1.000.
Los compañeros de escuela y amistades pensaron dedicarle un
monumento donde se representaría a Sadako sosteniendo una grulla dorada en su
mano, también dedicada a todos los niños que murieron a causa de las dos bombas
atómicas.
Y por fin, en el Parque de la Paz de Hiroshima fue construida
la estatua dedicada a Sadako en 1958, en la base está escrito «Este es nuestro
grito, esta es nuestra plegaria: paz en el mundo». La historia fue tan
impactante que trascendió los límites de Japón, convirtiéndose en un referente
mundial de los movimientos pacifistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario